Cinco siglos antes de que Cristóbal Colón pisara por vez primera tierra americana, una mujer amerindia llevada por los vikingos hasta Islandia puso en contacto a europeos y americanos, según un estudio que concluye que dicha presencia precolombina en el Viejo Continente tiene además una base genética.
En el estudio científico, publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology, han participado investigadores españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Universidad de Islandia y de la biofarmacéutica deCODE Genetics, de Reikiavik.
Los investigadores han llegado a tan novedosa e importante conclusión después de analizar la genética de cuatro familias islandesas, de las que hoy forman parte unas ochenta personas.
En sus genes, según la investigación, se encontró un linaje de origen amerindio, después de reconstruir sus genealogías hasta cuatro antepasados cercanos al año 1700.
Más concretamente, el linaje encontrado, denominado C1e, es mitocondrial, lo que significa que fue introducido en la isla por una mujer.
Hasta ahora, informa el CSIC en una nota, se conocía que los genes de los habitantes de Islandia procedían de los países escandinavos, Escocia e Irlanda, pero no se tenían noticias de que su origen pudiera ser más lejano, al otro lado del océano y mucho antes de que Colón llegara en 1492 al Nuevo Continente.
La idea de que los vikingos, viajeros incansables, llegaron al continente americano siglos antes que Colón, si bien es verdad a tierras más frías, no es una novedad. Restos arqueológicos y narraciones ancestrales así lo atestiguan.
Es el caso del poblado vikingo descubierto en LʼAnse aux Meadows en Terranova, Canadá, o textos medievales islandeses como la Saga de los groenlandeses y la de Erik el Rojo, ambas del siglo XIII y en las que se apunta que tan temibles guerreros comenzaron a llegar a los costas americanas a partir del siglo X.
"Como la isla quedó prácticamente aislada desde el siglo X -relata el investigador Carles Lalueza-Fox- la hipótesis más factible es que estos genes correspondiesen a una mujer amerindia que fue llevada desde América por los vikingos cerca del año 1000. Curiosamente -insiste- este hecho habría permanecido oculto porque esta mujer era un personaje anónimo".
Fue hace cuatro años cuando se descubrió que cuatro islandeses, miembros de las familias investigadas, tenían un linaje mitocondrial C, ausente de Europa pero típico de los indígenas americanos y de los habitantes del este de Asia.
"Se pensó en un primer momento -continúa Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del CSIC y de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona- que procedían de familias asiáticas establecidas recientemente en Islandia".
Cuando se estudiaron las genealogías familiares "se descubrió que las cuatro familias provenían de cuatro antepasados situados entre 1710 y 1740 y de la misma región del sur de Islandia, cercana al enorme glaciar Vatnajökull", añade.
Para determinar que esa pequeña parte de los genes del continente americano habrían pasado a Europa, los investigadores, destaca el CSIC, emplearon una base de datos familiares -deCODE- que recoge las genealogías de todos los islandeses y del 80% de todos los que han existido.
Una información que resulta de gran utilidad para el estudio de enfermedades genéticas complejas, advierte el CSIC.
Fuente: EFE. 17 de Noviembre de 2010.
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Investigadores constatan en familias islandesas el primer contacto genético entre europeos y amerindios; la «madre» original fue traída de América por los vikingos
Una mujer amerindia puso sus pies en Europa cinco siglos antes de que Colón pudiera devolverle la visita. Corría el año 1000 y la mujer fue llevada a Islandia por los vikingos que ya exploraban la costa norteamericana. No sólo llegó hasta el Viejo Continente, sino que además tuvo hijas en él, quién sabe en qué circunstancias. El linaje ha llegado hasta nuestros días. Un equipo de investigadores, entre los que se encuentran varios españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha constatado por primera vez esta presencia precolombina con una base genética en familias islandesas. Este impresionante trabajo aparece publicado en la revista American Journal of Physical Anthropology.
Varios restos arqueológicos y narraciones evidencian que los vikingos pisaron tierras americanas siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón. El poblado vikingo descubierto en L’Anse aux Meadows, en Terranova, Canadá, y textos medievales islandeses como la «Saga de los groenlandeses» y la «Saga de Erik el Rojo», escritas en el siglo XIII, apuntan a que estos incansables exploradores comenzaron a llegar a la costa norteamericana a partir del siglo X. Pero nunca hasta ahora se había encontrado una clave genética de la relación física entre islandeses y amerindios, un hecho científico incontestable.
Los investigadores, en colaboración con la compañía islandesa de investigación biomédica deCode Genetics, que tiene muestras de ADN de casi todos sus compatriotas actuales, encontraron que cuatro familias distintas, integradas actualmente por cerca de 80 personas, tienen un linaje genético de origen amerindio. Los investigadores reconstruyeron las genealogías de hasta cuatro antepasados cercanos al año 1700. Hasta ahora, se conocía que los genes de los actuales habitantes de la isla procedían de los países escandinavos, de Escocia e Irlanda, pero se desconocía que el origen fuese más lejano.
Linaje mitocondrial
El linaje encontrado, denominado C1e, es además mitocondrial, lo que significa que estos genes fueron introducidos en Islandia por una mujer. «Dado que tienen la misma secuencia y que es de tipo amerindio, lo lógico es pensar que estas cuatro antepasadas, a su vez, derivan de una única antepasada común», explica el investigador del CSIC Carles Lalueza Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra. Como la isla quedó prácticamente aislada desde el siglo X, «la hipótesis más factible es que estos genes correspondiesen a una mujer amerindia que fue llevada desde América por los vikingos cerca del año 1000», señala Lalueza Fox.
Desde esa primera mujer han pasado unas 40 generaciones, y en todas nació, al menos, una niña. «Esa mujer tuvo hijas y ese linaje femenino no se ha interrumpido hasta la actualidad. En caso contrario, el ADN mitocondrial no hubiera llegado hasta ahora», apunta el investigador. ¿Pueden existir otras familias en Europa con una antepasada tan exótica? Para Lalueza, «no es descartable, pero sería muy raro, ya que existen decenas de miles de estudios genéticos y no se ha encontrado este linaje en ninguna otra familia». Sería algo muy poco representativo y, de hecho, ya lo es, ya que hasta ahora se han descubierto 80 descendientes en un país de 280.000 habitantes.
Fuente: ABC.es 17 de Noviembre de 2010.