Las antiguas sociedades de Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y Chile desarrollaron hace 4.500 años centros de extracción de oro, plata y cobre Estudio describe el verdadero uso que dieron a los metales las culturas andinas.
Los pueblos prehispánicos de la región de los Andes no utilizaron los metales para manufacturar herramientas o armas para la guerra, como en Asia o Europa, sino que los emplearon con fines simbólicos.
Hace 10 mil años el ser humano logró modificar las características físicas y químicas de ciertos minerales para producir utensilios, herramientas, armas y ornamentos como las joyas. Los antiguos pueblos de los Andes en los actuales territorios de Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, una de las zonas más ricas en recursos minerales, desarrollaron centros de extracción de oro, plata, arsénico, estaño, níquel y cobre hace 4.500 años.
Primero recolectaron los metales en su estructura nativa y luego comenzaron a darles forma aplicando calor o martillándolos. Más tarde aprendieron a manipularlos de manera más compleja, fundiéndolos, plateando superficies o aplicándoles incrustaciones de piedra, o conchas.
A diferencia de otras culturas, no utilizaron los metales principalmente para fabricar herramientas y armas, por el contrario, las emplearon para fines religiosos, simbólicos y rituales. Es justamente esta herencia de elementos ornamentales prehispánicos la que fue recopilada en un libro llamado Joyas de los Andes: metales para los hombres, metales para los dioses; realizado por el Museo Chileno de Arte Precolombino y auspiciado por el Banco Santander Santiago.
Oro y plata ancestrales
Según escribe en el texto el antropólogo y subdirector técnico del Museo del Oro de Colombia, Roberto Lleras, para que la orfebrería se pudiera constituir como una tradición artesanal tuvo que existir un contexto que lo demandara, y en el caso de las sociedades prehispánicas de los Andes éste fue de orden religioso y político. De vital importancia, por lo tanto, fue el uso que le dieron a los ornamentos personajes como los cacique, o curacas, chamanes o sacerdotes.
La necesidad de expresar y hacer visibles símbolos e ideas en ceremonias fue la que generó un conjunto de situaciones públicas en las cuales la orfebrería jugó papeles importantes", describe el profesional. Los objetos orfebres también fueron utilizados en contextos funerarios como símbolos de regeneración de los muertos o de tránsito hacia "otra vida". De ellos destacan las máscaras funerarias.
La orfebrería no consistió en hacer simples joyas, aclaran expertos en el texto, sino artefactos sagrados o para ofrendas, que fueran usados como adornos corporales o faciales que significaban poder. Además, fue un fenómeno que se desarrolló en 3.500 años, existiendo pueblos que fabricaron ornamentos de metal en la Colonia, como el mapuche y su famosa platería que surge hacia el año 1600 d.C.
Incrustaciones sagradas
Un común denominador en gran parte de las culturas de los Andes fue la búsqueda de colores y texturas superficiales en la orfebrería.
La técnica más utilizada fue lograr el dorado y plateado por oxidación, que emplea un procedimiento que contiene aleaciones de metales como el oro, plata y cobre. Esta técnica fue refinada por antiguas culturas del sur de Colombia y norte de Ecuador.
Pero estos pueblos no sólo usaron la las aleaciones de metal o recubrimientos metálicos, también las incrustaciones y pinturas, como en el caso de las culturas moche y sicán, de la costa central y norte de Perú: aplicaron pinturas elaboradas con minerales de mercurio (cinabrio) para lograr un llamativo color rojo.
Los artesanos experimentaron también con la incrustación de piedras preciosas y semipreciosas como turquesa, esmeraldas y lapislázuli.
El sonido del metal, además, cumplió un rol sagrado: "Muchos bastones de mando, literas y ornamentos de las culturas vicús, moche, chimú o inca poseen campanillas o cascabeles, que permitían emitir un sonido sagrado".
Platería mapuche
Uno de los más notables usos de la plata fue el que tuvo el pueblo mapuche entre los siglos XVI y XX, destacando una joyería con poderosa iconografía y originales diseños. De acuerdo con el antropólogo Carlos Aldunate, director del Museo Chileno de Arte Precolombino, fueron los lonkos o cabezas de los linajes familiares los que tenían bajo su servicio a varios plateros.
Estos eran encargados de fabricar aperos para los caballos, vajilla de mesas y joyas para sus mujeres "cuya ostentación reafirmaba y consagraba su prestigio", explica. Eran fabricados con monedas de plata obtenidas como botín de guerra por los mapuches.
Fuente: Diario La Tercera. 9 de Enero de 2006.